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La falsificación de firmas es el caso de mayor frecuencia en litigios, tanto judiciales como extrajudiciales. La firma es el elemento gráfico personal que se usa más comúnmente y la consecuencia de ello es aquella superior frecuencia de necesidad de investigación.
El autógrafo, como acto gráfico más evolucionado, no escapa tampoco a la regla de que no es posible su reproducción exacta por la misma persona. Todos hemos experimentado las diferencias que se producen en nuestra propia firma, pero ello no significa falta de genuinidad, sino la evidencia de las deformaciones o alternativas de un acto humano.
Los calígrafos en Madrid https://peritocaligrafomadrid.es/, que conocen esas posibilidades, no se detienen en el aspecto formal o externo de una firma, sino, por el contrario, analizan los elementos de fondo que determinan no sólo su producción sino también sus variantes. En éstas intervienen múltiples circunstancias, sensaciones, estados, momentos, etcétera, y todos ellos se pueden reflejar en una firma (El hombre es él y su circunstancia…)
Si el perito cuenta con suficientes elementos de cotejo y la firma dubitada presenta también factores analizables con valor pericial, será muy difícil que el resultado del examen técnico sea infructuoso; no se trata aquí de aventurar estadísticas sobre el grado o porcentaje de acierto de ese examen, sino sólo de asegurar al lego que, por el elevado automatismo de la firma, es el grafismo con mejores posibilidades de ser detectado en su autenticidad o su falsedad. No podrá suponerse, por supuesto, que una firma que se hace con uno o dos movimientos, sin producción de formas legibles, con un aspecto de esquema simple, pueda ser estudiada convenientemente, pero si se trata de una firma más o menos normal y entendemos por normal el proceso gráfico común en nuestro medio y en nuestra cultura y se compara con otras firmas idóneas (en tiempo, cantidad y estructuración), podrá tenerse casi la seguridad de que el dictamen pericial será asertivo y categórico.
El abogado no debe caer nunca en la tentación de hacer él mismo un cotejo formal de la firma dudosa y las auténticas que corrobore lo afirmado por el cliente, pues debe tener en cuenta que una firma es un grafismo no muy extenso que puede presentar en sí mismo facilidades para el falsificador, como pueden ser los levantes frecuentes de pluma, los trazos de ornato en la rúbrica, la simplificación del dibujo de las letras y sus deformaciones, etcétera. Debe recordar que son muchos los elementos que debe analizar el perito calígrafo para llegar a una conclusión y que una firma, por su reducida extensión, y por su significado jurídico, es siempre el objeto de la más acentuada atención de un falsificador.
Casi como dato anecdótico cabe señalar que en nuestro país, como en otros de ascendencia latina e hispánica, es costumbre extendida firmar con trazos de ornamentación más o menos complicados, en contraposición a los usos de países anglosajones, en los que lo normal es escribir claramente el nombre y el apellido.
Basta con observar las firmas de nuestros próceres para comprobar cómo esos trazos accesorios podían adornar hasta lo artístico y cómo demostraban un dominio de pluma superior y acorde con una cierta solemnidad en el acto de firman Las exigencias de la actualidad en la comunicación escrita han simplificado en buena medida esa característica pero en muchos casos aún subsiste, y ello lleva a preguntarse cuál es el origen de esta costumbre y cuáles son sus efectos en la posibilidad de una falsificación.
En cuanto el origen, se remontaría a una actitud gráfica típica de los monjes de la Edad Media, quienes, en su correspondencia epistolar, encabezaban sus cartas con una cruz en lo alto profusa y artísticamente elaborada, que de alguna manera constituía un sello personal, y terminaban sus misivas con la fecha (ese proceder dio origen al dicho -muy español- de leer el documento desde la cruz hasta la fecha); en relación a la posibilidad de falsificación, y contra lo que pueda suponerse, es más difícil imitar una firma legible que otra ilegible aunque ornamentada.
Gabinete de Peritos Calígrafos Madrid